viernes, 2 de enero de 2009

Día 39. Año nuevo, vida nueva

Querido diario:

Ya estamos en el nuevo año y como todos espero que sea mejor que el anterior. Sobre todo, por el tema de "La que no debe ser nombrada". El deseo que pedí al comerme las uvas fue este: poder sacar al país adelante o al menos, mejorar todo lo que pueda la vida de la mayoría de los españoles.

La Nochevieja la pasé en compañía de mis hijas, de Sonso, de mi madre y de unos amigos que invité. Me alegra mucho poder empezar cada año nuevo con mis hijas, porque llegará un día en el que se hagan más mayores y se irán con sus colegas, como es lógico. Os cuento un poquito como fue. Nos reunimos todos sobre las ocho de la tarde. Sonso ya tenía casi todo preparado, pero estaba ultimando los últimos detalles para la cena. Como os dije en la última entrada, lo compró todo en el supermercado; quiero decir, que exageró mucho y se pasó tres pueblos. Con lo cual, sobró mucha cena. Ella siempre emplea "mejor que sobre que que falte".

Después de la cena empezamos con el postre que se alargó hasta las 12 menos cuarto: que si fruta, helados, turrón, café... Y por fin, preparamos las 12 uvas. Luego, como todos los españoles nos las comimos después de los cuartos. Como siempre, muchas risas por algún que otro atraganto, a brindar, el cotillón y a desear nuevos propósitos para el año que empieza. Después, un poco de baile en casa y a dormir.

Mis amigos se fueron de fiesta y se llevaron a Sonso. Yo me encontraba un poco indispuesto a última hora y preferí quedarme en casa con las niñas. No sé si fue de tanta comida o de mi dichosa enfermedad, pero el caso es que hice bien en quedarme. Sonso no quería dejarme solo, pero insistí para que se fuera. También acerté porque vino a las tantas muy pero que muy contenta, ya me entendéis...

Peso: 78,5kg.
Nivel de Talante: 55%
Nivel de Depresión: 84%
Cantidad de insultos recibidos: 853.731.

P.D.: con algún quilito de más después de tantas comilonas...

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